martes, 22 de febrero de 2011

Historias Zen

52. TU LUZ PUEDE APAGARSE

Un estudiante de tendai, una escuela filosófica del budismo, llegó
al zen como discípulo de Gasan. Cuando, unos años más tarde, se pre-
paraba para partir, Gasan le advirtió: «Estudiar la verdad por medio de
la especulación es útil como un modo de recolectar material para la
predicación. Pero recuerda que, salvo que medites constantemente, tu
luz de la verdad puede apagarse».

53. EL QUE DA DEBE ESTAR AGRADECIDO

Durante el tiempo que Seietsu fue el maestro de Engaku en
Kamakura, siempre pidió salas mayores, pues aquellas en las que ense-
ñaba estaban abarrotadas. Umeza Seibei, un comerciante de Edo,
decidió donar quinientas piezas de oro llamadas ryo para la construc-
ción de una escuela más cómoda. Llevó ese dinero al maestro.
Seisetsu dijo: «De acuerdo. Lo tomaré».
Umezu dio a Seisetsu el saco de oro, pero no estaba satisfecho con
la actitud del maestro. Una persona podría vivir un año entero con
sólo tres ryo, y al comerciante ni siquiera le habían dado las gracias por
quinientos.
«En ese saco hay quinientos ryo», comentó Umeza.
«Ya me lo has dicho antes», contestó Seisetsu.

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COLECCIÓN DE ESCRITOS ZEN Y PRE-ZEN

El emperador observó lo usadas que estaban sus ropas y le dio dine-
ro para que se comprara otras. Pero la siguiente ocasión en que
Yamaoka apareció, llevaba el mismo traje viejo.
«¿Qué ha sido de tu traje nuevo, Yamaoka?», preguntó el emperador.
«Di ropas a los niños de Su Majestad», explicó Yamaoka.

67. ¡QUÉ ESTÁS HACIENDO! ¡QUÉ ESTÁS
DICIENDO!

En los tiempos modernos, se ha dicho una gran cantidad de tonte-
rías sobre los maestros y los discípulos, así como sobre la herencia que
los pupilos favoritos de un maestro reciben de su enseñanza, la cual les
da derecho a transmitir la verdad a sus seguidores. Por supuesto, el zen
debería impartirse de ese modo, de corazón a corazón, y en el pasado
era realmente así. El silencio y la humildad reinaban sobre la profesión
y la aserción, y quien recibía tal enseñanza, mantenía la cuestión ocul-
ta incluso después de veinte años. Y no era hasta que otro descubría por
cuenta propia que tenía a mano a un verdadero maestro, cuando se
sabía que dicha enseñanza había sido impartida. E incluso entonces, la
ocasión surgía de modo muy natural y la enseñanza seguía su vía. Bajo
ninguna circunstancia proclamaba jamás el maestro: «Soy el sucesor de
tal o cual», pues dicha afirmación probaría precisamente lo contrario.
El maestro zen Mu-nan tuvo un único sucesor. Su nombre era
Shoju. Tras haber completado sus estudios de zen, Mu-nan le llamó a
su habitación. «Me estoy haciendo viejo», le dijo, «y, hasta donde yo
sé, Shoju, tú eres el único que podrá continuar esta enseñanza. Aquí
tienes este libro. Ha pasado de maestro a maestro durante siete gene-

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LA ENTRADA SIN PUERTA

por

EKAI,

MU-MON

NYOGEN

CONOCIDO COMO

Transcrito por
SENZAKI Y PAUL REPS

LA ENTRADA SIN PUERTA

Si te agradan los caramelos y la vida fácil, aparta este libro,
pues trata sobre el tremendo intento de los hombres de rena-
cer, trata del satori, de la iluminación.
Te puede ocurrir a ti. En un momento algo se abre y eres alguien
nuevo. Ves el mismo mundo distinto con ojos nuevos.
Este poder de renovación del universo ocurre a través de la gracia,
no de la lógica. Lo que quiera que hagas o dondequiera que estés, pare-
ce influir poco. No tiene sentido. Sólo te hace a ti.
Los antiguos chinos ideaban problemas llamados koan para dete-
ner el incesante movimiento de la mente. Cuando el estudiante medita-
ba sobre un koan, era su modo de decir: «No malgastes tu vida única-
mente sintiendo; canaliza tu pensamiento y sentimiento hacia un propó-
sito y deja que ocurra».
¿Se ha perdido este arte de observar la propia luz? No debería ser
así si ponéis vuestra mente y todo cuanto tenéis en ello.
Estos ancianos maestros felicitaban a sus estudiantes a través de la crí-
tica, incluso de los golpes. Y cuando les elogiaban, ello solía significar que res-
taban importancia al hecho que alababan. Ésa era la costumbre. Tenían un
gran interés por sus pupilos, pero lo mostraban con hechos, no con palabras.
Eran personas fuertes, agitadores. Hacían preguntas cuya única
respuesta era un ser completo.
¿Cuál es la respuesta correcta a un koan? Existen muchas respues-
tas correctas, así como ninguna. Incluso hay un libro en Japón que pro-
porciona respuestas adecuadas a cada uno de estos abridores de la
mente, si bien es difícil de conseguir. ¡Vaya broma! Pues el mismo koan
es su respuesta, y en el momento en que exista una respuesta correcta,
el zen muere.

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COLECCIÓN DE ESCRITOS ZEN Y PRE-ZEN

Lo siguiente es una adaptación del prólogo a la primera edición en
lengua inglesa de este libro.

La enseñanza de Buda se extendió por India 500 años antes de la
época de Jesús y 1.000 años antes de Mahoma. El budismo se unió a la
corriente de las grandes religiones del mundo mucho antes que el cristianis-
mo y del islamismo.
Las escrituras budistas se tradujeron al chino por chinos e hindúes,
dinastía tras dinastía, desde el primer siglo de la era cristiana. Sin embargo,
la esencia del budismo llegó a China hasta 520 d. C., año en que la intro-
dujo Bodhidharma, el primer patriarca zen. La sabiduría de la iluminación
generada por el Buda a través del silente Bodhidharma fue heredada por su
sucesor, y seguida de modo similar a través de muchas generaciones. Fue así
como el zen entró, se nutrió y se extendió a través de China y, finalmente,
Japón.
La palabra japonesa zen –ch’an en chino, dhyana en sánscrito– signi-
fica ‘meditación’. El zen persigue, a través de la meditación, comprender lo
que Buda comprendió, la emancipación de la propia mente. Ofrece un méto-
do de autobúsqueda, habitualmente bajo la guía personal de un maestro.
El zen tiene muchos textos clásicos, de los cuales esta obra es uno. Mu-
mom-kan –literalmente «sin barrera de entrada»– fue recopilado por el
maestro chino Ekai, también llamado Mu-mon, que vivió desde 1183 hasta
1260. La obra consiste en la narración de relaciones entre ancianos maes-
tros chinos y sus pupilos, y pone énfasis en la sublimación de las tendencias
dualistas, generalistas, intelectualistas de los estudiantes, para conseguir que
se hagan conscientes de su verdadera naturaleza. Los problemas o desafíos
internos con los que los maestros confrontaban a sus discípulos se llamaban
koans, y cada una de las historias que se ofrecen es un koan en sí misma.


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LA ENTRADA SIN PUERTA

Las historias se han escrito en lenguaje coloquial para actualizar la
máxima enseñanza, la observación del propio ser. Ocasionales episodios de
aparente violencia deben interpretarse como vigor y celo. Ninguna de las
historias pretende ser lógica. Tratan acerca de los estados de la mente más
que de las palabras. Salvo que esto sea comprendido, se perderá el objetivo
del clásico. Toda la intención de estos relatos era ayudar al discípulo a rom-
per la concha de su mente limitada y alcanzar un segundo nacimiento eter-
no, el satori, la iluminación.
Cada problema es una barrera. Aquellos que tengan el espíritu del zen
pasarán a través de ella. Aquellos que vivan en el zen, comprenderán un
koan después de otro, cada uno en el modo adecuado, como si vieran lo
invisible y vivieran en lo ilimitable.

Mu-mon escribió las siguientes palabras en su introducción a la obra:
«El zen no tiene puertas. El propósito de las palabras de Buda es ilu-
minar a otros. Por tanto, el zen no debe tener puertas.
«Ahora bien, ¿Cómo atraviesa uno esta entrada sin puertas? Algunos
dicen que sea lo que sea que entre a través de una puerta no es un tesoro
familiar, que cualquier cosa producida por la ayuda de otros está destinada
a disolverse y perecer.
«Incluso tales palabras son como levantar olas en un mar sin viento o
ejecutar una operación en un cuerpo sano. Si uno se aferra a lo que otros
han dicho e intenta entender el zen a través de la explicación, es como un
tonto que cree que podrá dar a la luna con un palo o rascarse el pie a través
del zapato. Será imposible.
«En el año 1228 estaba dando una conferencia a unos monjes en el
templo de Ryusho, al este de China, y, a petición suya, conté antiguos
koans con la intención de inspirar su espíritu zen. Quise utilizarlos como un


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COLECCIÓN DE ESCRITOS ZEN Y PRE-ZEN

hombre que coge un trozo de ladrillo para llamar a una puerta, y, una vez
abierta, el ladrillo es inútil y se lanza. Sin embargo, y para sorpresa mía, mis
notas se recopilaron y dieron cuarenta y ocho koans junto con mi comenta-
rio en prosa y un verso sobre cada uno, aunque el orden no era el que yo
había utilizado. He llamado al libro La entrada sin puerta, y espero que los
estudiantes lo lean como una guía.
»Si un lector es lo suficientemente valiente y avanza en su meditación,
ninguna ilusión le disturbará. Llegará a la iluminación igual que lo hicieron
los patriarcas en China e India, probablemente incluso mejor. Pero si duda
un momento, será una persona que mira desde una pequeña ventana para
ver pasar a un jinete que, en un guiño, ha pasado sin que lo viera».

«El gran camino no tiene puertas,
miles de carreteras entran en él.
Cuando uno atraviesa esta entrada sin puerta
Camina libremente entre la tierra y el cielo».

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10 TOROS

Por KAKUAN

Ilustrado por
TOMIKICHIRO TOKURIKI

NYOGEN

Transcrito por
SENZAKI Y PAUL REPS

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La iluminación que busca el zen, y por la cual éste existe, viene de
sí mismo. Como conciencia, no existe el instante, lo produce la
sucesión. Pero el hombre físico camina en el tiempo igual que
anda en el lodo, arrastrando sus pies y su verdadera naturaleza.
Del mismo modo, incluso el zen debe comprometerse y reconocer los
progresivos pasos de la conciencia que acercan al instante de la iluminación.
De eso trata este libro. En el siglo XII, el maestro chino Kakuan realizó
los dibujos de diez toros, que basó en los antiguos toros taoístas, y a su vez
escribió los comentarios en prosa y en verso que aquí se traducen. Su ver-
sión era puro zen, y trascendía las versiones anteriores, que habían finali-
zado con la nada del dibujo octavo. Desde entonces, ha sido una fuente
constante de inspiración para los estudiosos, y a través de los siglos se han
realizado muchas ilustraciones de los toros de Kakuan.
Las imágenes que se reproducen aquí son versiones modernas del reco-
nocido artista de Kioto Tomikichiro Tokuriki, descendiente de una larga
línea de artistas y propietario de la casa de té Daruma-do (Daruma es el
nombre japonés de Bodhidharma, el primer patriarca zen). Sus grabados son
deliciosamente directos y están llenos de sentido, con independencia del
tiempo, como debieron de serlo los dibujos originales de Kakuan.
Lo que sigue es la adaptación del prólogo de Nyogen Senzaki y Paul Reps
a la primera edición de su traducción.

El toro es el principio eterno de vida, la verdad en acción. Los diez toros
representan la secuencia de los pasos necesarios para alcanzar la verdadera
naturaleza.
Esta sucesión tiene tanta pureza hoy en día como cuando (1100-1200)
la desarrolló Kakuan a partir de trabajos anteriores e hizo sus cuadros. Hoy,


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COLECCIÓN DE ESCRITOS ZEN Y PRE-ZEN

ocho siglos más tarde, nos encontramos en Estados Unidos desarrollando un
trabajo similar para mantener el vigor del toro. Por su parte, Tokuriki ha
hecho lo mismo en Kyoto.
La comprensión del principio creativo trasciende todo tiempo o lugar. Los
10 Toros son algo más que poesía, más que cuadros. Es una revelación espi-
ritual que se manifiesta de forma paralela en cada Biblia de la experiencia
humana. A través de él, quizá pueda el lector descubrir las huellas de su
potencial interno, al igual que el patriarca chino. Y de este modo podrá lle-
var el báculo de su propósito y el odre de vino de su verdadero deseo para
frecuentar el mercado e iluminar a otros.

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10 TOROS

LA BÚSQUEDA DEL TORO

En los pastos de este mundo, aparto sin descanso las altas hierbas en busca
del toro.
Siguiendo ríos sin nombre, perdido entre los senderos entrelazados de distantes
montañas,
me falla la fuerza y se agota mi vitalidad.
No puedo encontrar el toro.
En la noche sólo oigo el chirriar de los saltamontes en el bosque.

Comentario: El toro nunca se ha perdido ¿Qué necesidad hay de bus-
carlo? No logro encontrarlo porque me he alejado de mi verdadero ser.
En la confusión de los sentidos he perdido incluso su pista. Lejos de mi
hogar, veo muchas encrucijadas, pero ignoro el camino correcto. Me
enredo entre la codicia y el miedo, la bondad y la maldad.

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CENTRARSE

Transcrito por

PAUL REPS

CENTRARSE

El zen no es algo nuevo y tampoco algo viejo. Mucho antes de que
Buda naciese, ya se buscaba en India, tal y como muestra la pre-
sente obra.
Mucho después de que el hombre haya olvidado palabras como zen y
Buda, satori y koan, la búsqueda continuará, aún podrá verse el zen en
una flor, o en una brizna de hierba bajo el sol.
Lo que sigue está adaptado del prólogo a la primera versión en inglés de
esta antigua obra.

Vagando entre la inefable belleza de Kashmir, por encima de Srinagar,
llego a la ermita de Lakshmanjoo, que da a verdes campos de arroz, los jar-
dines de Shalimar y Nishat Bagh, y a lagos guarnecidos con lotos. El agua cae
desde lo alto de una montaña.
Lakshmanjoo, que significa alto, resplandeciente, me recibe. Comparte
conmigo esta antigua enseñanza del Vigyan Bhairava y el Sochanda Tantra,
ambos escritos hace unos 4.000 años, así como del Malini Vijaya Tantra,
probablemente otros 1.000 años anterior. Es una enseñanza antigua, copia-
da y vuelta a copiar innumerables veces, y de ella Lakshmanjoo ha hecho el
principio de una versión inglesa. Yo la he transcrito once veces más para
darle la forma que tiene aquí.
Shiva la cantó en primer lugar a su consorte Devi en un lenguaje de amor
que aún debemos aprender. Trata sobre la experiencia de lo inmanente, y
presenta 112 maneras de abrir la puerta invisible de la conciencia. Sé que
Lakshmanjoo entregó su vida a esta práctica.
Alguna de las vías puede parecer redundante, aunque cada una es dife-
rente a cualquier otra. Algunas pueden parecer simples, pero cada una
requiere dedicación constante incluso para probarla.

Máquinas, bailarines, atletas, todos se equilibran. Al igual que la bús-
queda del centro o equilibrio incrementa diversas habilidades, también puede


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COLECCIÓN DE ESCRITOS ZEN Y PRE-ZEN

A modo de experimento, intentad permanecer de pie
sobre ambos pies e imaginad que trasladáis vuestro equilibrio ligeramente de
un pie al otro; igual que el equilibrio se centra, lo hacéis vosotros.
Si somos conscientes al menos en parte, esto implica mayor conciencia
global. ¿Tenéis una mano? Sí. Eso lo sabéis sin ninguna duda. Pero hasta
que se os permitió la pregunta, ¿erais conscientes de ella por sí misma, apar-
te del cuerpo?
Seguramente, los hombres inspiradores, conocidos y desconocidos por el
mundo, han compartido un común descubrimiento extraordinario. El Tao
de Lao-tse, el Nirvana de Buda, Jehová de Moisés, el Padre de Jesús,
Alá de Mahoma; todos ellos apuntan a la misma experiencia.
La no-cosa, el vacío, el espíritu; una vez tocados, la vida se clarifica.

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CENTRARSE

¿QUÉ ES ZEN?

Inténtalo si quieres. Pero el zen viene de sí mismo. El verdadero zen se
muestra en la vida diaria, es la conciencia en acción. Más que cual-
quier percepción limitada, abre cada una de las puertas interiores hacia
nuestra naturaleza infinita.
Libera las mentes de forma instantánea. ¡Cómo libera! El falso zen
atormenta los cerebros como una ficción creada por sacerdotes y
comerciantes para vender sus mercancías.
Miradlo de esta forma, dentro y fuera: la conciencia está en todas
partes, completa, en vosotros. A partir de entonces no podréis evitar
vivir humildemente y en constante maravilla.

«¿QUÉ ES ZEN?»

Una respuesta: Inayat Khan cuenta la historia hindú de un pez que fue
a ver a un pez reina y le preguntó: «Siempre he oído hablar del mar,
pero ¿qué es el mar? ¿Dónde está?».
Y el pez reina respondió: «Vives, te mueves y sostienes tu ser en el mar.
El mar está dentro de ti y fuera de ti, estás hecho de mar y acabarás en
el mar. El mar te rodea como tu propio ser».

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